Hungría podría convertirse en la nueva Grecia

Hungría podría convertirse en la nueva Grecia, en cuanto a materia económica se refiere. A pesar de que no esté integrada en el euro, el reconocimiento de que el país centroeuropeo había falseado sus estadísticas y que su situación económica es grave, disparó las bolsas de medio mundo. Es por eso que ya se la denomina como la nueva Grecia.

Como sí se tratase de una película ya vista, el anuncio de que Hungría había falseado sus estadísticas provocó que en las bolsas volviera a repetirse un temor , como el que sucedió cuando Grecia llevó a la zona monetaria del euro a una situación crítica sin precedentes.
A pesar de que Hungría no pertenece al euro y que sólo aporta el 0,8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión Europea, el hecho de que hayan salido a la luz estos engaños contables ha hecho reverdecer todas las tensiones y desconfianzas que ya habían sucedido cuando se descubrió que el Gobierno griego también hizo lo mismo.
Con esta actitud, Grecia y Hungría demuestran que hay países que falsean sus finanzas públicas, lo que suscita el temor de que otros países puedan haber hecho lo mismo. Además de reavivar la duda del volumen de deuda y activos depreciados que puedan tener las entidades financieras europeas. Estas dudas pueden provocar una tasa o impuesto bancario en el área del euro a lo que hay que añadir el miedo a la exposición de la banca europea a la deuda húngara lo que da lugar a que cualquier tipo de alarma en el sistema europeo parece disparar el pánico rápidamente.
Las economías periféricas que practican ambos países están castigándolas debido a los planes de ajustes aplicados por sus gobiernos. En ambos países tampoco hay visos de que sus economías puedan garantizar por encima de cualquier sospecha la veracidad de las cuentas públicas o la salud de los balances bancarios ni resortes de control político que afronten las crisis de confianza en los activos nacionales como si fuesen una cuestión de confianza de toda Europa. De poco sirvió que el Banco Nacional de Hungría afirmase hace unos meses que la economía del país está en vías de recuperación y que para 2010 el déficit público previsto iba ser sólo el 4,5 por ciento del PIB.
Hungría podría padecer una situación similar a la de Grecia. Si bien es cierto que su deuda pública de un 75 por ciento del PIB es mucho menor a la de Grecia o Italia, su mayor debilidad es el gran nivel de crédito nacional en francos suizos y euros. Un florín a la baja perjudica a los ciudadanos húngaros, que tienen muchos créditos en divisas, según los expertos.

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