Hungría y el paro americano hunden al IBEX

El mercado no gana para sustos. La apertura plana del Ibex era cada vez más tendente a los números rojos, como consecuencia del encarecimiento de la deuda pública española. A la una de la tarde, cuando el selectivo perdía alrededor de medio punto porcentual, se produjo el desastre. Hungría, un país de la Unión Europea, pero que no forma parte de la Unión Monetaria, daba un tremendo golpe al selectivo. Un portavoz del primer ministro Viktor Orban afirmó que hablar de un "default" en el país centroeuropeo no sería ninguna exageración. Además, explicó que la economía del país magiar está en una situación muy grave, porque el anterior Gobierno manipuló las cifras y mintió sobre el estado de las cuentas.

El selectivo cayó de los 9.250 puntos en los que se encontraba hasta poco por encima de los 9.000 en cuestión de muy pocos minutos. Al otro lado del Atlántico, los indicadores de futuro, que se mantenían en unos discretos números verdes a la espera de la publicación del informe oficial de empleo, también se dieron la vuelta. El euro cayó hasta el entorno de 1,21 dólares. Además, el franco suizo, moneda refugio por excelencia, marcaba máximos.

En el caso particular de Hungría, los seguros contra el impago se disparaban hasta los 307,49. También subieron los polacos y los checos. Y, además, los bonos húngaros a diez años pagan casi lo mismo que los griegos.

Pero todavía no lo habíamos visto todo. Ese informe de empleo que despertaba alguna esperanza entre los inversores dio la puntilla a unos mercados que estaban muy, muy tocados. Sobre todo el español. Durante el mes de mayo, la economía americana creó 431.000 puestos de trabajo. A primera vista, parece un dato magnífico. No se había creado tanto empleo desde el año 2000. Más positivo resulta el informe si tenemos en cuenta que la tasa de paro cayó del 9,9% hasta el 9,7% -el mercado esperaba que se situara en el 9,8%-. Pero, profundizando en los datos, comprobamos que no son para tirar cohetes. En primer lugar, los analistas esperaban una creación de 536.000 puestos de trabajo. Además, en el sector privado, apenas fueron 41.000 los trabajadores que salieron de la situación de desempleo, frente a los 180.000 previstos. En la industria, también decepción. En realidad, la estadística se vio engordada por los 411.000 trabajadores temporales contratados por la Administración para realizar el censo para 2010.

En todo caso, hay que apuntar algún dato positivo del informe, como el aumento del sueldo por hora por encima de lo esperado y las horas medias trabajadas.

Pero los mercados se quedaron con lo malo. El Ibex-35 registró otra caída vertical hasta los 8.900 puntos. Y ya no se repuso. No fue capaz de recuperar los 9.000 puntos. El indicador dio un último cambio en los 8.923,40 puntos, mínimos anuales, tras retroceder un 3,80%, prácticamente lo mismo que el Ftse Mib de Milán. Algo más lejos se situó el Cac 40 francés, con un descenso del 2,86%, mientras que el PSI-20 de Lisboa retrocedió un 2,20%. El Dax alemán y el Ftse 100 británico lograron echar el cierre con descensos de menos de dos puntos porcentuales.

La deuda española es la que más sufre con todo esto. Ayer, el diferencial del bono a diez años con respecto a su comparable alemán aumentó un 0,10%, hasta colocarse en el 1,96%. Con ello, el interés de la deuda española a ese plazo es ya de un 4,54%.

Mientras, el del bono alemán bajó hasta casi mínimos históricos del 2,57%.

Veamos qué pasa a otros plazos: en la deuda a dos años, el interés es de un 2,77%, un 2,30% más que su equivalente alemana, aunque todavía no está en máximos anuales. En cambio, sí lo está la deuda a treinta años, que paga un 5,6%, un 2,29% más que la germana.

Los seguros contra el impago de España también se encarecieron y cotizan muy cerca de los de Irlanda, lo cual es bastante alarmante.

Los grandes damnificados de esta situación son los bancos. Son los grandes tenedores de deuda pública, con lo que en sus carteras de bonos corporativos tienen un foco importante de depreciaciones.

Y, por otro lado, son demandantes netos de financiación, con lo que su financiación se encarece. El interbancario está sufriendo una gran tensión. Y el mercado de deuda privada está cerrado.

Así, BBVA retrocedió un 6,84%, el Santander, Bankinter, Mapfre y Banesto perdieron más de cinco puntos porcentuales. Mientras, el Sabadell se dejó un 3,68%. El Popular, por su parte, cedió un 2,92%.

Pero en Europa sucedió lo mismo. Société Générale fue el peor valor del Eurostoxx 50, con un retroceso del 7,58%, entre rumores de pérdidas con derivados. Intesa San Paolo retrocedió más de un 6%; BNP Paribas, un 5,97%; Unicredito y Credit Agricole, también más de un 5%.

De vuelta en España, junto con los bancos, las que sufren son las constructoras, debido a su elevado nivel de deuda. De hecho, el valor que más perdió de todo el mercado español fue Sacyr Vallehermoso, con un retroceso del 7,75%. OHL, por su parte, se dejó un 4,10%. FCC, un 3,52%.

Pero también Iberdrola o Técnicas Reunidas se contaron entre los valores más castigados. Y es que el precio del petróleo también cayó con mucha fuerza. Tanto en Estados Unidos como en Europa, retrocedía casi tres dólares por barril, hasta los 71,70 en el caso del West Texas, y hasta los 72,30 dólares en el caso del Brent.

Sólo un valor del Ibex, Ebro Puleva, se salvó de las pérdidas, pero sólo logró cerrar en tablas.

En el mercado de divisas, esa caída hasta 1,21 que marcaba tras anunciarse los problemas de Hungría se quedó corta. Al cierre de la sesión en Europa caía por debajo de 1,20 unidades, marcando mínimos desde principios de 2006.

CLAVES DE LA SESIÓN:

El Ibex sufrió una fuerte caída del 3,80% y cerró en los 8.923,40 puntos, mínimos anuales, por los problemas de Hungría y el negativo informe de empleo presentado en Estados Unidos.

Sacyr Vallehermoso fue el peor valor de la sesión, con un recorte del 7,75%. A continuación, se colocaron los bancos.

Ebro Puleva fue el único valor del Ibex que escapó a los números rojos, pero sólo logró terminar en tablas.

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